lunes, agosto 28, 2006

Ricardo Moreno Castillo: Las mentiras de la motivación. Panfleto antipedagógico



Nota: No sé si estoy completamente de acuerdo con todo lo que se dice en el libro. Por ejemplo, no estoy muy seguro de si realmente antes de los 16 años (incluso con 18 o 20) un alumno está en disposición de elegir su camino profesional. Si un chico con 15 años no quiere estudiar tiendo a pensar que lo importante es saber por qué no quiere. Aunque entiendo lo que quiere decir.


Tampoco sé, por ejemplo, si realmente la LOGSE pudo influir en la falta de respeto que parecen sentir hoy día los padres respecto de los profesores y que, sin duda, transmiten a sus hijos. Parece que pienso que dificilmente una ley puede influir sobre alguien (en este caso los padres) que no han llegado a conocer realmente esa ley.


En cualquier caso este libro es muy interesante.


"...

La inteligencia para aprender es muy temprana, pero la madurez necesaria para comprender lo importante que es aprender es muy tardía. Si esperamos a que tenga esta madurez para enseñarle, los mecanismos de aprendizaje se habrán deteriorado tanto como el estómago de un niño a quien se ha dejado comer lo que le apetecía cuando le apetecía. Por eso siempre resulta difícil enseñar. Si los alumnos son adultos quieren aprender (digamos, en la jerga a la moda, que están motivados) porque son maduros, pero les cuesta mucho hacerlo porque su capacidad de aprendizaje ya no es lo que era. Si son niños, pueden aprender, pero no quieren porque su inmadurez les impide entender la necesidad de hacerlo.

El inevitable distanciamiento que, como muy bien señala Russell, se da entre vida y cultura en los primeros años de la vida escolar se ha de tener muy presente si de verdad pretendemos enseñar algo a nuestros alumnos. Leer a Virgilio puede ser algo muy hermoso, pero para ello hay que estudiarse primero las declinaciones latinas, una de las cosas más aburridas del mundo. Entender la física y las matemáticas de un cierto nivel es cosa apasionante, pero a esto no se puede llegar si antes no se han hecho muchos ejercicios rutinarios con fracciones y con el sistema metríco decimal".

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  • Capítulo 1. Defensa de la memoria y de los contenidos

"... Aprender la lista de los reyes godos, paradigma de la enseñanza memorística, es un esfuerzo absurdo. Pero quien sabe la lista de los reyes de las casas de Austria y de Borbón, poco más de una docena, posee un esquema de la historia moderna y contemporánea de España. De todos ellos hay retratos, de manera que se puede aprender a reconocerlos, educando de este modo la memoria visual (indispensable para el estudio del arte), y trabando de paso conocimiento con cuadros de pintores célebres. Este esquema funciona después como perchero donde se van colgando otras cosas que se vayan aprendiendo.
Suele decirse que la historia la hacen los pueblos y no los reyes, y puede que sea así, pero los reyes y gobernantes son los puntos de referencia para ubicar los acontecimientos. Es más fácil acordarse de que un cierto personaje fue contemporáneo de tal o cual rey que de su fecha de nacimiento. Y quien sabe señalar los países en un mapa y sus recpectivas capitales sabe ubicarse cuando le hablan de un lugar al este de Londres o al sur de París. Las cosas que sabemos forman nuestro espacio mental, el lugar por donde se mueven nuestras ideas, y cuantas más cosas sepamos, tanto más holgadamente pueden circular éstas. Podrían multiplicarse los ejemplos, pero basta con éstos para demostrar lo útil que es memorizar algunas cosas".

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  • Capítulo 4. La enseñanza "obligatoria"

"... Es un disparate que no exista formación profesional antes de los dieciséis años cuando la edad mínima para trabajar es, precisamente, la de dieciséis años. De esta manera, quien tenga claro que quiere trabajar en cuanto se lo permita la ley sólo podrá hacerlo como mano de obra barata, no cualificada. El aprendizaje de un oficio ha de ser previo al ejercicio del oficio, y es una contradicción que se permita ejercerlo a partir de una edad antes de la cual está prohibido aprenderlo".